Los Primeros Desafíos
En enero de 1957, Raúl de 15 años y sus cuatro hermanos llegaron a Nuestros Pequeños Hermanos, marcando el inicio de un nuevo capítulo en sus vidas.
Huérfanos de madre y, tras dos años viviendo solos con su padre, quien fue encarcelado después de un trágico incidente, los hermanos consideraron la posibilidad de vivir solos, sin embargo, esto no sería una opción. Esta situación llevó a su familia a la búsqueda de un hogar seguro. Alguien les habló de la casa hogar de NPH. donde el Padre Wasson les ofreció una oportunidad crucial: ingresar como familia completa. Insistiendo en que los hermanos debían permanecer unidos, por lo que finalmente optaron por quedarse.
Un nuevo comienzo
El joven, que estaba por iniciar el tercer año de secundaria, recibió una beca gracias al Padre Wasson, y fue enviado al Colegio Cristóbal Colón de Cuernavaca. Al año siguiente, Raul fue enviado junto a otros cuatro compañeros al Colegio Tepeyac en la Ciudad de México, un colegio Benedictino de alto reconocimiento. Completada su educación media superior, ingresó a la UNAM con el objetivo de ser médico.
Yo hice un año de Medicina, mi plan original era estudiar Medicina… Terminé el primer año en la UNAM.
Pero una conversación con el padre Wasson cambiaría completamente el rumbo de su destino.
El Padre me dijo en diciembre de ese año que la única manera de salvar a México era con maestros católicos.
Así, Raúl, comenzó a estudiar en la Normal en el Cristóbal Colón de los Lasallistas en México.
Conoce más sobre el testimonio de Raúl
Un Futuro Prometedor
Terminé la Normal y el Padre me dijo que yo ya estaba listo para la vida. Me fui a Tehuacán y viví un año allá siendo maestro de quinto año de primaria y luego me regresé a la casa.
Posteriormente, estudió psicología, completando sus estudios entre 1962 y 1966. Para después ingresar a Bancomer y participar en un proyecto crucial para estandarizar las estructuras de los bancos.
Hicimos el proyecto de estructuras de Bancomer para que todos los bancos tuvieran la misma estructura con diferente tamaño según la ciudades y los bancos.
Legado y Reflexiones
Durante siete años, trabajó independientemente con éxito, logrando pagar una casa y proporcionar a sus hijos una educación de calidad en escuelas privadas.
Uno estudió administración, mi hija estudió derecho y mi otra hija se casó y se fue a Estados Unidos… Mi hijo Raúl al terminar sus estudios de administración de empresas en la Ibero se graduó en Harvard de la Maestría de Negocios, sin beca, él se pagó sus estudios. Lo que yo pude hacer, él lo hizo más grande.
Raúl recuerda con gratitud y orgullo cómo él y sus tres hermanas, quienes ingresaron a NPH dos años después, se beneficiaron de la educación y el apoyo de la organización. Sus hermanas se convirtieron en normalistas y, ahora jubiladas, tienen hijos, la mayoría de los cuales son universitarios.
Tengo tres hermanas, las tres fueron pequeñas hermanas y llegaron en el 59, dos años después de nosotros.
Conoce el testimonio de Yolanda: hermana de Raúl
Al reflexionar sobre su vida, él se considera bendecido y afortunado por la protección y las oportunidades que recibió en NPH. Atribuye gran parte de su vocación de ayudar a los demás a las experiencias vividas allí.
Si pudiera decirme algo a mí mismo el día que entré a NPH me diría “fuiste bendecido, te salvaste”. Eres un hombre afortunado, tuviste la protección cuando la necesitabas… yo amo los pequeños. Todos mis hermanos y yo nos amamos…
Únete a la Misión de NPH
El testimonio de Raúl es una muestra de cómo la educación y el apoyo en momentos críticos pueden transformar vidas, fomentando el deseo de retribuir y ayudar a los demás a alcanzar su potencial.
Parte de mi vocación es querer ayudar, hay mucho que se puede hacer.
Tú puedes ser parte de esta misión transformadora y ayudar a brindar esperanza a más niños en situación de vulnerabilidad. Tu donación puede marcar la diferencia y ofrecer una nueva oportunidad para un futuro mejor.
Visita: Cómo ayudar para contribuir y apoyar a NPH en su labor.