Un nuevo comienzo
En el año de 1957, la vida de Araceli Arano Bareiro y sus hermanos dio un giro significativo.
Su madre, enfrentaba una enfermedad y mantenía una relación complicada con su esposo debido a su consumo de alcohol, por lo que decidió pedir ayuda al Padre Wasson. Solicitando que acogiera a sus hijas en Nuestros Pequeños Hermanos (NPH), un hogar que se convertiría en su refugio y fuente de invaluables enseñanzas.
El Padre Wasson nos recibió… Soy la primera pequeña junto con mi hermana, fuimos las primeras que nos recogió el Padre.
Uno de los recuerdos más preciados de su infancia en NPH son los paseos y convivencias junto a sus hermanos y el padre Wasson. Mencionando que le es imposible olvidar esos recuerdos.
Cada vez que veo una foto algo me hace llorar al recordar tantas cosas muy bonitas.
La educación, la moral y la religión fueron los pilares fundamentales en su crianza, destacando cómo estos valores moldearon su desarrollo. Así mismo, relata el impacto del Padre Wasson en su vida. Valorando profundamente, el afecto igualitario y genuino de él hacia cada uno de los miembros de NPH.
Mi infancia fue muy bonita, nos enseñaron la educación, la moral y especialmente la religión. Yo estaba feliz porque el Padre me abrazaba y me decía “te quiero más que a la de adelante” pero a la de adelante le decía lo mismo, y así se iba diciendo lo mismo a todas, porque a todas nos quería igual.
Recuerdos de Gratitud y Enseñanzas
Araceli se casó en NPH a la edad de 19 años, formado así una familia.
Me casé y fui ama de casa. Tuve cuatro hijos y ahora tengo ocho nietos.
Araceli reflexiona sobre su vida después de NPH. Siendo una demostración de cómo NPH no solo proporciona un hogar, sino que también forma individuos capaces de enfrentar la vida con integridad y amor.
Si pudiera decirle algo a mi yo que llegó a NPH, sería que aprovechara el tiempo, que estudiara más. Me arrepiento de no haber aprovechado más la educación que el Padre Wasson nos dio.
Conoce más sobre el testimonio de Araceli en: Hermana Mayor Araceli. Primera Pequeña en NPH
Bareiro mira hacia atrás con gratitud y un deseo de que las futuras generaciones de NPH valoren el tiempo y la educación que se les brinda. Y ofrece un consejo valioso a todos los integrantes de NPH:
Estudien, aprovechen, tengan educación. Allá afuera en el mundo es muy duro, hay que aprovechar la educación.
Con gratitud y cariño, Araceli termina su testimonio enviando saludos:
Los mando a saludar a todos: a los pequeños, a los ex-pequeños, a los grandes, a los que me conocieron y que se acuerdan de mí. No me olviden porque yo nunca los olvido.
La historia de Araceli es un testimonio de cómo los principios de NPH han guiado su vida y continúan inspirando a aquellos que tuvieron el privilegio de formar parte de esta familia extendida.
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