Sembrando Esfuerzos para Cosechar Éxitos
La historia de un joven que proviene de una las zonas más pobres de México y cuya ilusión es estudiar una carrera universitaria.

La Vida en la Sierra

Modesto es un joven de  17 de años,  proveniente  de una  las comunidades más pobres de México, Metlatónoc,  situada en la sierra del Estado de Guerrero.  Modesto ingresó hace  seis años a  Nuestros Pequeños Hermanos junto con dos de sus hermanos, los cuales estuvieron muy poco tiempo dentro de nuestras casas, ya que no se adaptaron al cambio de vida.

Antes de ingresar a NPH, Modesto vivía con sus abuelos, personas que viven y trabajan en el campo. Sus padres tuvieron que dejarlo a él y a sus hermanos ya que tuvieron que emigrar en varias ocasiones al norte de México, al estado de Chihuahua, en busca de un mejor trabajo.  En la casa de sus abuelos, una casa sencilla y humilde, vivían Modesto, su hermana y hermano mayor, dos tías y sus abuelos.  Mucha gente para una pequeña casa.

Modesto ayudaba en las labores del campo, le gustaba mucho, ya que así pasaba tiempo con su abuelo.  Ellos sembraban maíz, cilantro, caña, frijol y sandía en una pequeña parcela.  Modesto se encargaba de regar los cultivos haciendo canaletas, de deshierbar, de la recolección y cosecha de estos. A los ocho años, su abuelo lo mandaba a él y a sus primos a vender lo que producían en el mercado del pueblo y así obtener ingresos.  A Modesto le gustaba mucho vender en el mercado, estar cerca de la gente y sentir cómo apoyaba a su familia; con matemáticas básicas, se encargaba de hacer las cuentas y de cobrar los productos.  En Metlatónoc, Modesto iba a la escuela por la mañana y trabaja con su abuelo por la tarde; logró llegar hasta el quinto año de primaria, pero un suceso familiar le cambiaría su vida.  Su padre, era aficionado a las bebidas alcohólicas, un día se emborrachó y al querer cruzar una cascada cerca de su casa, se cayó y sufrió de graves lesiones por lo que ya no pudo trabajar y generar ingresos para la familia. Modesto tuvo que dejar la escuela y ayudar más en la producción del campo.  Una tía de Modesto les recomendó a sus padres que llevaran a sus hijos a NPH, ya que ella había hecho lo mismo con su hijo, ella se sentía tranquila al ver a su hijo crecer y estudiar.  Los padres de Modesto buscaron la ayuda de NPH e ingresaron a sus hijos.

Un Nuevo Inicio

Modesto llegó a los once años a NPH, a Casa San Salvador, en el poblado de Miacatlán, Morelos. Tuvo que viajar 14 horas en camión junto con sus hermanos.  Al llegar a NPH se sorprendió de lo grande que es la casa y que dentro de ésta están nuestras escuelas.  Modesto se sentía feliz de poder regresar a la escuela.  Cuando los niños llegan a NPH se les evalúa para conocer su nivel académico; en el caso de Modesto, la evaluación mostró que él tenía un nivel académico de un niño de 7 años por lo cual reinició la primaria en el segundo grado y no en quinto, que fue el último año que curso en Metlatónoc.  Estar fuera de la escuela, aunado a la pobre calidad educativa de la primaria donde estudiaba dieron como resultado un gran rezago académico.

Para Modesto, regresar a segundo de primaria fue una noticia muy triste, él se sintió enojado y frustrado a la vez, pero a las pocas semanas pudo entender que era lo mejor para él y que ahora tenía que echarle muchas ganas en los estudios.

Modesto empezó una nueva vida dentro de NPH y uno de sus más grandes retos fue aprender español. En Metlatónoc  se habla mixteco. Modesto entendía el español pero no sabía hablarlo, fue un reto que superó poco a poco hasta que pudo dominarlo. Dentro de NPH, él sigue practicando el Mixteco, ya que hay muchos niños y jóvenes que lo hablan.

 

Caminando por la Parcela de la Nostalgia

En NPH México contamos con varios programas sustentables y de producción en el campo.  En Casa San Salvador se siembran maíz (blanco y amarillo), naranja, mandarina, sandia, te limón, limón, mangos y cacahuate, también hay tres invernaderos en donde producimos jitomate, pepino, col, cilantro, epazote y acelga. Para la producción contamos con personal que se encarga de este trabajo. Todo lo que producimos es para el consumo interno de la casa. Las muchachas y los muchachos en Casa San Salvador nos apoyan en algunas tareas del campo,  esto lo hacemos para involucrarlos en el proceso, para que conozcan este oficio y aprecien el valor de los alimentos que consumen.  Para Modesto, apoyar en el campo es algo muy sencillo y es una actividad que disfruta, ya que le permite recordar los días en que trabajaba con su abuelo.  La primera vez que entró al invernadero quedó maravillado por la forma en que se cultiva, en muy poco espacio se produce mucho, y también le sorprendió el calor que se siente dentro de éste, a veces alcanzando temperaturas de 37 grados centígrados.  Modesto ayuda activamente en nuestros programas de campo y le gusta aprender cada día más sobre esta profesión.

 

Dibujando sú Futuro

El tiempo pasó y Modesto siguió avanzando en su educación.   A él siempre le gustó mucho ver cómo se construyen casas, de niño le gustaba ver a los albañiles trabajar, darle forma a los ladrillos y al cemento, le fascinaba ver grandes construcciones y más si en éstas había máquinas de construcción. Un día vio un dibujo de una casa y le gustó tanto que empezó a copiarlo en su cuaderno de la escuela. Al terminar el dibujo se dio cuenta que le había salido muy bien y con gran orgullo se lo mostró a una de sus maestras quien le dijo que él podría ser un arquitecto. Para ese momento, Modesto no sabía qué era eso pero investigó y se dio cuenta que el arquitecto es la persona responsable de diseñar las casas y los edificios; entonces ya tenía claro su futuro, la arquitectura sería su profesión. Los años han pasado y el sueño de ser arquitecto sigue en pie. Actualmente, Modesto se encuentra estudiando en nuestra escuela secundaria, sus clases favoritas son matemáticas y dibujo; gracias a sus buenas calificaciones lo pudieron adelantar un año escolar, lo pasaron de segundo a tercero, así que con gran alegría y orgullo, en julio de este año se graduará de la secundaria para después continuar su educación en nuestro bachillerato tecnológico.  Su gran ilusión es ser el primero de su familia en estudiar una carrera en la universidad, él sabe que para poder tener mejores ingresos necesita de una carrera, ya que tristemente ve a su familia pasar de un trabajo mal pagado a otro, en pocas palabras viviendo al día.  Su sueño es poder ayudar a su familia, apoyarlos para salir adelante y hacerlos sentir orgullosos de él.

Dentro de NPH hay mucha gente que lo quiere y lo apoya, una de las personas que más le causó un impacto positivo fue un joven de año de servicio* llamado Daniel, él fue quien lo cuidó cuando llegó a NPH. Daniel se portó siempre como un buen hermano mayor y veía mucho por él. Lo motivó y alentó a seguir adelante. Daniel está estudiando su último año de carrera, vive en nuestra casa en la ciudad de Monterrey, Nuevo León.  Modesto se motiva mucho al ver a Daniel seguir su sueño y ver que es posible tener una buena educación. Una actividad que disfrutaba mucho Modesto con Daniel era practicar Tae Kwon Do, ya no lo practica más, ahora le gustan más el basquetbol y el futbol.

Todavía falta mucho tiempo y esfuerzo para que Modesto pueda cumplir su sueño de ser arquitecto y poder ayudar a su familia, pero él sabe que su familia NPH estará siempre para apoyarlo y brindarle las mejores oportunidades para su futuro.

Modesto está muy agradecido con todas las personas que apoyan a NPH, porque gracias a ellos él puede tener muchas oportunidades de salir adelante, él dice que sin NPH nunca hubiera podido seguir estudiando y que su futuro no sería tan brillante y prometedor como el que tiene ahora.

 

Una Reflexión del Tiempo

Si Modesto pudiera regresar en el tiempo y regresar al momento en que entró a NPH y encontrarse consigo mismo de once años, le diría a ese niño con sentimientos encontrados: “no estés triste y nervioso, alégrate ya que eres muy afortunado, estás en el comienzo de muchas alegrías, siéntete dichoso porque todo estará bien”.

 

Ojalá Tuviéramos más Modestos

Para la directora de nuestra escuela secundaria, Mineisi Gaona, Modesto es un muchacho que tiene un gran espíritu de superación y servicio, siempre muestra una gran disposición para ayudar a los demás, es optimista y buen compañero. Lo que más le impresionó de Modesto fue su dedicación al estudio, ya que logró obtener el mejor promedio de su salón, por tal motivo le brindó la oportunidad de saltar de año escolar y así terminará este año la secundaria.   A la directora Mineisi le gustaría tener más Modestos en su escuela, ya que ha sido tal su admiración por él, que no dudó aceptar ser su madrina cuando reciba el sacramento de la confirmación.

* Año de servicio: Joven dentro de NPH que brinda un año de servicio después de estudiar el bachillerato como agradecimiento a la organización. Después de terminar el año de servicio puede iniciar sus estudios universitarios con el apoyo de NPH.

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