Karen

Nuestros niños

Son las once de la mañana en Casa San Salvador, aquí en Miacatlán, Morelos. Y sí, soy yo, Karen, la que está en la cocina preparando un montón de tortillas que vamos a comer más tarde. También me toca hacer pan, ¡así que estoy a mil por hora! Este año lo estoy dedicando a dar mi servicio en NPH, es una forma de agradecer por todo lo que he recibido aquí.

Con tu apoyo sé que podré lograr mis sueños.

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Acerca de mi

Desde que llegué, la escuela ha sido mi enfoque. Al principio tuve que repetir tercer grado, y eso me dio un poquito de pena porque era la más grande en mi clase. Pero no me dejé vencer, me esforcé muchísimo y logré avanzar rápidamente. Ahora estoy en el Bachillerato, estudiando turismo, ¡y me encanta! Aunque al principio pensé en ser ingeniera, el taller de cocina cambió todo para mí. Descubrí que me apasiona la gastronomía y me encanta cocinar, especialmente hacer pasteles. ¡Es genial ver cómo crecen mis creaciones!

Con la pandemia, las cosas se pusieron difíciles. Pasamos a tomar clases en línea y estuvimos confinados en casa. Fue duro y me sentí triste a veces, pero gracias a nuestras psicólogas, pude sobrellevarlo. Ese tiempo me hizo reflexionar sobre todo lo que había logrado y lo que aún quería alcanzar. Me gradué con un discurso de despedida,

Mi situación familiar

Mi historia comenzó cuando ingresé a NPH México a los 12 años. Mi familia era pequeña y con muchos problemas económicos, vivíamos cerca de Casa San Salvador. Recuerdo que mis papás me dijeron que entraría a NPH para tener una mejor educación y también para ayudar a la familia. Al principio, pensé que sería muy estricto aquí, pero sabía que era una oportunidad para mejorar nuestra vida.

Mi primer día en NPH fue increíble, no lloré ni nada, porque sabía que este era un cambio para mejorar. Aquí encontré todo lo que necesitaba para crecer bien, comida, atención médica y una gran familia que siempre estaría allí para apoyarme. Rápidamente hice muchos amigos y me sentí como en casa.

“Mi mejor regalo ya lo he recibido: educación...”
"Mi mejor regalo ya lo he recibido: educación" Agradezco enormemente a NPH y a nuestros padrinos por todo su apoyo.

Educamos con amor y paz

Queremos crear un ambiente amoroso y seguro
para niños, niñas y adolescentes en situación vulnerable.

Nuestros niños encuentran
una casa permanente

Le ofrecemos a los niños “pertenencia”. La política
de cuidado infantil de NPH está basada en su misión
y valores. NPH cría a los niños huérfanos y vulnerables en un
ambiente familiar, estable, amoroso y seguro.

Un futuro de esperanza

El programa de padrinos ayuda de dos maneras:
Crea una relación que fortalece la autoestima
de los niños y aporta un apoyo financiero constante para el
cuidado de los niños.